Enseñar -> aprender … aprender -> enseñar … son dos conceptos estrechamente relacionados que en un principio puede interpretarse como una comunicación unidireccional, pero que a poco que reflexionemos nos daremos cuenta de que va mucho mas allá, e incluso, como luego explicaré, creo que hasta los roles se intercambian en cierta medida.
Llevo ya un tiempo dedicado a enseñar, con la responsabilidad que ello implica. A ayudar a otros a mejorar una habilidad, a desarrollar un concepto, a descubrir sus propias capacidades … como queramos llamarlo … y además sobre diversas y muy distintas disciplinas … pero hay un aspecto transversal que, cada día que tengo que desarrollar una clase tengo más claro y lo veo con mayor claridad. Me refiero a la reflexión que encabeza el artículo y no es otra cosa que el que más está aprendiendo no es quién recibe la enseñanza sino quién la imparte. ¡Ahora me explico!
Visto desde fuera, a priori, es perfectamente lógico pensar que en una relación maestro-alumno, el maestro enseña y el alumno aprende. Tiene todo el sentido del mundo, es lógico y coherente. Es más, es totalmente cierto, y no seré yo quién diga lo contrario. Tan solo quiero señalar que desde otro punto de vista, si ampliamos un poco la óptica, quizás podamos observar y nos demos cuenta de la otra línea de comunicación, es decir, de lo que el alumno le enseña de forma indirecta al maestro … porque si somos lo suficientemente humildes podremos percibir que siempre hay algo que aprender.
Partiendo de la base de todo, para poder enseñar una disciplina, una teoría, un concepto, lo que sea, el primer requisito que debes cumplir es dominar esa disciplina. Si yo enseño Karate Do y Aoki Bioenergía, por ejemplo, debo tener una base lo suficientemente sólida y un domino mínimo de dicho arte marcial. Pero ¡ojo!, esto no quiere decir que lo sepas todo, que no puedas mejorar, que nadie pueda enseñarte algo o incluso que no tengas conceptos erroneamente interiorizados que debas corregir. Toda habilidad es susceptible de mejora, mas aún si se trata de un arte … ¿acaso un músico profesional que toca el piano no puede y debe mejorar?
En este punto en el que estamos es donde cualquier persona que enseña puede retroalimentarse, nutrirse o apoyarse en la información que le aportan sus alumnos. No es una comunicación directa en el sentido de «profesor, esa técnica de oi tsuki no le sale bien», es mas bien observar de forma atenta cómo tus alumnos interpretan desde su punto de vista tu explicación y aprovechar esa observación para analizar tu propio concepto, tu explicación y tu ejecución. Este tipo de análisis y observación es especialmente enriquecedor cuando trabajas con niños o con practicantes que acaban de comenzar, porque ellos no tiene verguenza en preguntar y sus dudas te hacen ver las cosas desde otro punto de vista. De ahí la reflexión que comentaba al inicio sobre el intercambio de roles.
Toda clase, explicación o entrenamiento puede tener un guión inicial, lo que hayas preparado para esa sesión. Esto es primordial para que la clase tenga un orden y no vayamos a la deriva, pero dicho guión nunca será rígido, siempre es flexible a las dudas surgidas en el alumno, al estado de ánimo y energía que tenga el grupo, etc … al final dicho guión pasa a ser solo un hilo conductor para poder acotar mínimamente lo que quieres desarrollar en clase. La clase siempre es dinámica, los alumnos siempre tendrán inquietudes que solucionar … y ahí es donde el profesor, formador, instructor o maestro debe estar atento, reinventarse para que todo fluya y poder aprender todos en conjunto.
Por otro lado y como ya he adelantado antes, percibir las dudas, explicar de distintas formas, incitar a que ellos también busquen la respuesta, te ayuda a ti como profesor a investigar, cuestionar y observar otros puntos de vista que o bien no conocías o tenías olvidados. No se trata de replantearse todo constantemente, sino de tener la mente abierta a otra forma de ver las cosas y aprender de ello, es decir, ¡crecer! Esta explicación justifica de nuevo que quien mas aprende es el que enseña.
El arte marcial es como escalar una montaña en la que nunca llegas a la cima porque siempre hay nuevos niveles que abordar, pero que a medida que subes ves que para llegar a donde estás había múltiples caminos o senderos y todos ellos eran igual de válidos.
Enseñar es una actividad fascinante de la que nunca dejas de aprender y somos realmente afortunados por poder dedicarnos a ello.
Espero sinceramente que se entienda mi punto de vista y que este texto aporte algo de valor. ¡Oss!