Ser experto en algo no es tarea de un día, ni de dos, ni de mil. Dicen los expertos que se necesitan del orden de 10000 horas de trabajo para ser un experto en una disciplina. Del mismo modo y por poner otro ejemplo de una temática diferente pero que ilustra lo mismo, lo que lo diferencia a un buen músico de un excelente músico es la cantidad de horas que dedica a la practica.
¿Por que digo todo esto, o que quiero decir con estos ejemplos? Pues algo que a buen seguro es bien sabido por cualquier practicante de artes marciales y no es otra cosa que para convertirte en un buen o aceptable artista marcial solo hay un camino posible. Y ese camino es la perseverancia.
Ser constante es un ingrediente básico para tener una cierta mejora, pero esa perseverancia tiene un enemigo bastante cruel, al menos en mi opinión o desde mi punto de vista, y dicho enemigo es la frustración. A medida que tienes cierto nivel buscas conceptos mas y mas complejos y lograr madurarlos es costoso desde el punto de vista de esfuerzo y sacrificio, es decir, para progresar hace falta una buena dosis extra de perseverancia. De ahí que muchas veces vayas al dojo a entrenar y te vuelvas para casa frustrado o asqueado porque tienes las sensación de que no funciona nada, de que no sale nada, de que vuelves a ser un cinturón blanco.
Esos dias en los que te vas para casa con tu “cinturón teñido de blanco” son de lo peor, son extremadamente duros, al menos para mi. Pero estamos obligados a pasar por ellos y el hecho de haberlos superado en el pasado, en otras circunstancias y con otros conceptos que también parecían imposibles, te ayuda a convencerte de que esta vez también puede funcionar y esa perseverancia extra de la que hablaba antes puede hacer que todo siga su curso y progreses.
Podríamos decir también que es una cuestión de cabezonería, que hay que ser un poco testarudo y pensar, por poner un ejemplo, “¡yo puedo lograr ejecutar el gyaku tsuki como nos explicó el maestro en el ultimo curso!”. Pero no desesperemos, del mismo modo que hay días horribles en los que tu ánimo acaba anegado por una sensación de frustración hay otros en los que te sorprendes a ti mismo y ves los progresos por haber sido tan “testarudo” todos esos días horribles que mencionaba antes.
Cuando consigues estos progresos, por pequeños que sean, para uno mismo son grandes avances no por la cantidad sino por la calidad. No porque otros puedan ver que tienes una mejor técnica sino porque tu eres consciente de que así es y de que has logrado avanzar. Has mejorado tu nivel, has madurado, has dado un paso mas al frente en la dirección adecuada y has crecido un poquito. Ese es el objetivo del artista marcial demostrar el camino andando y así es como yo al menos trato de gestionar mi frustración cuando me siento como un novato o cinturón blanco con mas de 25 años de practica.
La imagen del artículo refleja un dicho japonés que sirvió de lema para la tradicional camiseta del Gasshuku de Aoki Bioenergy Karate School celebrado como todos los años el mes de Agosto en el Centro de Alto Rendimiento Infanta Cristina en Los Alcáceres (Murcia). El dicho dice así:
«NANA KOROBI, YA OKI» (Siete veces te caes, ocho te levantas)
Creo que la frase o el dicho a parte de ser conocida se explica por si misma y además encaja perfectamente en la opinión/reflexion que he intentado describir en este artículo.
Por lo tanto, cuando el camino se hace difícil o muy cuesta arriba porque cuesta mejorar sienta bien echar la vista atrás por un instante y recordar alguna cosa que antes, mucho antes, también parecía imposible y ya no lo es. Si te ha parecido interesante el artículo te agradece que lo comentes y compartas, pero antes dime:
¿Como gestionas la frustración?