Ser una persona íntegra

Vivimos un momento de la historia espectacular en muchos sentidos, la diversidad de opciones y oportunidades que tenemos a nuestro alcance es abrumador. La información disponible para hacer, aprender o desarrollar lo que deseemos es brutal. Todo está al alcance de un click y con esfuerzo y tesón, cualquier proyecto personal o de vida puede comenzar a tener forma rápidamente.

Pero hay una «cara B del disco», no todo es rosa y socialmente estamos mucho mas desconectados que décadas atrás. Del mismo modo hay valores intrínsecos a una sociedad sana que de alguna forma se están perdiendo o deteriorando. Cada vez somos mas egoístas, individuales o menos empáticos.

A lo largo de la vida de cada uno de nosotros podemos haber tenido uno o mas maestros. No me refiero exclusivamente a la figura del maestro marcial, al cual también aplica por supuesto, sino a todos en general. Hablo de figuras y perfiles que te han servido de guías o faros en tu camino.

Esta figura del líder tiene muchas y muy nobles cualidades pero hay dos características esenciales que brillan especialmente, Honestidad e Integridad. Es mas, dichos valores bien pueden aplicarse a todo el mundo y haríamos muy bien como sociedad, en potenciarlos de forma personal cada uno de nosotros y trasmitirlo a todos aquellos sobre los que tenemos algún tipo influencia educacional.

Honestidad e Integridad son dos cualidades que si no tenemos muy claro lo que implican deberíamos inmediatamente ir a buscar su definición al diccionario. Puede parecer que son lo mismo e incluso sinónimos, pero nada mas lejos de la realidad. Honestidad se refiere a lo que yo hago, pero integridad nos habla de lo que yo soy. Honestidad nos describe lo hago en público, pero integridad refleja lo que realizo cuando nadie me ve.

Por ejemplo, si veo que a una persona se le ha caído un billete y se lo devuelvo estoy siento totalmente honesto, pero si luego en la declaración de mis impuestos evado (no confundir con eludir) parte de ellos no estoy siendo para nada íntegro. En el primer ejemplo es una acción publica y como me ven quiero ser honrado y honesto, pero en mi privacidad donde solo yo me veo, me permito la licencia de saltarme mis reglas de honestidad y por tanto no soy íntegro.

Lo mismo ocurre con la mentira. Mentir es perjudicial, claro que si, a los niños se les inculca esa impronta, pero si en determinadas situaciones nos vemos como adultos en la necesidad de mentir para eludir responsabilidades es muy probable que lo hagamos, porque por norma general no somos íntegros. Otro ejemplo mas,  la cultura del esfuerzo y la disciplina, que tanto he repetido por aquí … ya lo dice el refranero, «consejos vendo, que para mi no tengo».

En términos generales nos hace falta mucha mas integridad, ¡yo el primero y el que esté libre de culpa que lance la primera piedra! ¿Y que pasa en nuestro Dojo?, por que claro, en ese sitio mágico hay un proceso de enseñanza constante y bidireccional. Ahí no importa la edad ni el rango, todo el mundo enseña/aprende, por lo tanto, todos estamos obligados a demostrar con el ejemplo y nuestra integridad se expone a los ojos de todos para ser observada.

Si por casualidad eres un karateka integro o aspiras a mejorar en dicho aspecto, estarás pendiente de tus objetivos y avances dentro y fuera de Dojo. Evitarás lo que te perjudica y potenciarás lo que te beneficia. Te centrarás en tus clases pero también la preparación de estás. No permitirás que la dolencia o la pereza te saque de tu camino y buscarás la forma de avanzar e inculcar a los que están bajo tu docencia la forma de afrontar las adversidades … esa es la integridad del artista marcial.

En el caso de los niños hay un factor extra, debemos tener presente que el 30% de lo que aprenden es por lo que oyen y el otro 70% restante se absorbe por lo que ven, por el ejemplo que les mostramos. Por tanto, flaco favor social estamos haciendo si no predicamos con el ejemplo.

Podríamos dar vueltas a todo esto durante muchos párrafos mas, pero por cerrar un poco el círculo me gusta pensar que el karate y el arte marcial como forma de vida es una herramienta fabulosa para lograr esa integridad. No es la única ni la mejor, hay muchas otras como el deporte en general, la lectura/escritura, la meditación … todas igualmente válidas y al servicio de un bien mayor.

Muchas veces las cosas son mas sencillas de lograr de lo que pensamos inicialmente, solo nos hace falta la actitud adecuada.

¿Y tu qué opinas de todo esto?

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