En busca de la curiosidad

Hay dos características importantes que a mi juicio han marcado parte de la evolución del ser humano a lo largo del tiempo. Me refiero a la capacidad de adaptación y a la curiosidad. Para no extenderme mucho y que todo quede algo mas organizado, en este caso vamos ha hablar de la segunda y quizás en otro artículo describa mi opinión sobre la primera.

¿Qué hace un niño en sus primeros años de vida? explorar, investigar, indagar, experimentar  … o dicho de otra forma curiosear. Es evidente y supongo que los que recordéis momentos de vuestra infancia estaréis de acuerdo conmigo, en que a mayor juventud, mas indice de curiosidad y mucho mas intenso también. Esta cualidad se puede adaptar a cualquier ámbito, pero como es obvio en este espacio el enfoque irá dirigido al Karate Do y/o las artes marciales en general.

¿Que ocurriría si dejamos de curiosear, de preguntarnos aspectos esenciales, si no continuamos profundizando y si no buscamos un enfoque distinto a nuestro Karate? La respuesta es muy sencilla, simplemente te estancarás y dejarás de evolucionar.  Mucho cuidado con esto, porque en ningún momento estoy señalando que haya que «reinventar la rueda», solo pongo el foco de atención sobre el hecho de buscar un enfoque, un argumento y una explicación que te permita avanzar y descubrir nuevos matices, por ejemplo en las técnicas de Karate.

Nuestro maestro e Instructor Jefe Osamu Aoki hace bastante hincapié en este intento de profundizar en la técnica todo lo que puedas, según parece incluso el Maestro Mashatoshi Nakayama ya indicaba que esta era la ruta adecuada a seguir por el artista marcial. Por tanto en cierto modo ese es el camino. Ahora bien no siempre estamos igual de motivados, dado que no siempre tenemos la misma energía, edad o foco. Debemos buscar la forma de activarnos y reactivarnos para tener siempre hambre por descubrir cosas nuevas. Una forma de lograr esto de manera sencilla es dividiendo el objetivo en hitos mas pequeños y centrarte en una sola técnica, un solo concepto, etc … y así sucesivamente. De esta forma podemos ver el avance, progreso y eso no permitirá mantener esa actitud de curiosidad hambrienta.

Todo esto está muy bien desde el punto de vista de tu entrenamiento personal, pero en tus alumnos también hay que fomentar esa curiosidad y esto puede ser algo mas complejo. Motivar de forma productiva no es sencillo, pero creo que el enfoque debe ser exactamente del mismo. No debemos plantear una clase con muchos objetivos y muy variados, es mejor ir de forma concreta a una sola cosa y desmenuzarla en sus partes mas pequeñas. En cierto modo se trata de enseñar con lógica y sentido.

Pondré algún ejemplo en relación a esto. En mis clases tanto de Karate Do como de Aoki Bioenergía, hay mucha disparidad de edades. Pero hay un aspecto que se repite independientemente de la edad del alumno y de la disciplina que practica. Si logramos que en el entrenamiento descubra algo nuevo para él o ella, por pequeño que sea, ya habremos sembrado la semilla de dicha curiosidad. Y esto no es casualidad, ocurre con frecuencia y se puede ver en la expresión de sorpresa en sus caras.

A mi modo de ver, porque yo tambien lo experimento en cursos con el maestro Aoki, es parecido a sentirse como un niño que ha descubierto algo nuevo para él. «Eureka» diría, «¿esto siempre ha estado ahí?», «¿cómo no me he dado cuenta antes?» Ahí es donde  está la magia que nos ofrece la curiosidad y por tanto el descubrimiento.

Bajo mi punto de vista, este hecho es extremadamente potente porque te permite sentirte vivo ante la novedad, deseoso de profundizar en todo ello, nervioso por devorar todo ese nuevo panorama que de alguna forma se abre y se muestra ante nosotros … exactamente igual que Alicia cayendo por la madriguera del conejo.

Te animo a buscarlo, a no desesperar en su intento, a perseguirlo aunque no lo veas, por que tarde o temprano se cruzará en tu camino y puedrás experimentarlo. Por pequeño e ínfimo que sea la experiencia, serás consciente de cuando el gusano de la curiosidad te ha mordido … y en ese momento, en ese preciso instante, es cuando empieza lo bueno.

¡Vamos a por ello!

Deja un comentario